Dora Burlet.
La noble nadie de esta semana.
Dos
días en Canals nunca vienen nada mal, si de eso se trata vivir. La casa de Dora
Burlet es un monumento invisible en la historia de Canals, en sus paredes Tomás
Graciano construía un registro de su presente, ahora Dora una de las tantas
artistas que embelleció la Plaza
de la mujer hasta quebrarse los huesos transforma esa casa, en una pieza de
arte posmoderno, que alguien disfrutará en el futuro. Salí a dar una vuelta a
la siesta y recorrer todas las casas en las que viví, dos desaparecieron, y en
ese hueco sólo había aire, un pozo invisible que me mostraba mi infancia. Pasé
por la cancha de Canalense y podía escuchar los gritos, estaba el Tito Nolter
agarrado al alambrado, masticando un vino, sufriendo por el glorioso verde, ese
por el que la tribuna cantaba, “Lo dijo el Tío, lo dijo Perón, hacete del verde
que sale campeón”. Después pase por la casa de Joaquín Bonetto, otro de los
artistas de Canals, me hice amigo de su mastín, Benicio. Hablamos de Fitzcarraldo
e Iquitos, vimos sus imágenes de la llanura, de los tambos, en un blanco y
negro que pronto verá la luz. El me animo a subirme al barco y recorrer el
Amazonas, con un sueño en una hamaca paraguaya. Esa tarde llovió y alguien a lo
lejos se preocupaba por otro alguien. Estamos en el pueblo de los nobles
nadies, de los caños hartos de sal, dónde todo es melancolía. Atardece, y paso
por el Gimnasio de Cristian Patricio Botti, y sonaba la música que te hace
mover la patita, Pump of the jam, por ejemplo. Y estaban el Nolo Domínguez, con
el que compartimos gloriosos momentos en la Fm 95 de
Garay y jugando para Canalense, el José Esteban Cocordano, un hermano que nos
une la sangre por Depeche Mode, y el otro Iván, el fachero, el dueño de un bar
hermoso al que luego iríamos a calmar la sed. Iván Palumbo. Era un lunes. Pasaban
dos autos, y nos abrazamos con el Pupi Bomone que venía con su camiseta de
Libertad, sólo por él puedo rozar esa camiseta. Y porque también lo estoy
abrazando a su padre, el Beto y a su tío, el Chocho Bomoné, una gloria de
Canalense, con él que tuve la suerte de jugar y de compartir vestuario. Volví a
la RC 1, a la casa
de los Serafíni , tomamos mates y charlamos con Pilin, el me inicio en la
radio, en un programa que se llamaba Ultima Parada, con mi hermano Carlos, y
Harry Nolter. En esos días escuchábamos
Musicalisimo, un programa que salía por Radio Oriental del Uruguay, estaba los
domingos a la noche, era nuestro faro, íbamos desvelados al colegio pero con
las venas llenas de entusiasmo. También nos alimentaba musicalmente
Sensaciones, de Claudio Corvalan, estaba a la siesta, y hacíamos guardia con
nuestros Tdk, y estábamos atentos a grabar. El programa por ser hechos por
novatos, tenía su dignidad. Pilin me muestra su taller, dónde sigue creando a
través del aluminio y con eso alimenta su familia, y luego saca su guitarra y
me muestra con lo que alimenta el alma. Esos regalos que te dan los artistas.
Me voy a la gloriosa sede de Canalense, la que hizo mágica el Negro Trigo,
dónde me esperaban el Gallego Aguado, un sutil con pelota dominada, Franco
Felippa con sus cejas que no envejecen y mirando en silencio, el Turco Raies y
Mariano Ingrassia. La parrillada y los Toros hacen lo suyo, y entre todos
planeamos un viaje en Motor Homme, sigue ese entusiasmo adolescente de hace
años, se mantiene, los bocadillos se transforman y son sentencias que resisten
al tiempo. La mesa va variando y se acerca Ángel Díaz Canelo y empezó el
trasnoche continuado, hablaba de la mujer del Turco y sus dotes para el tango,
Mariano saboreaba su trago, desde ese lugar que lo hizo siempre, de compañero,
en otra mesa El Pepo Suárez que me pregunta si yo escribí Ultimo Recreo.
Después todo se volvió una nube negra que nos devoro a todos. Canals de noche y
los autos que circulan llevan la felicidad. Vuelvo a la casa de Dora Burlet,
abro un cajón y saco un sueño. Duermo en paz. Acá estoy a salvo.
Iván
Ferreyra
Abril
2013.
Fotografía: Marío Orgaz.
Especial
para Somos Canals